Dieron las 2:30 am, las 3:00, las 3:30 am, las 4:00... y yo seguía sentada mirando la pantalla apagada. Luego, a dormir. Corrí hasta el último cojín fuera de mi cama, apagué las luces, cerré la puerta con pestillo y abrí la ventana y la cortina. Me quité la ropa y dormí sobre mi cama vacía.
¿Pero saben que? Jamás había dormido tan bien estando sola.
5 ene 2011
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